By SuperFernández
El Real Madrid acaba líder la primera vuelta, certificando de esta manera el dudoso placer de ser campeón de invierno. Así amaneció el día del ayer en la capital. El otro runrún fue que Mourinho puede irse en junio. La verdad es que ahora este último sonar de río me da un poco igual. Lo que cabrea
enormemente es la falta de ilusión de los jugadores por remontar un 1-2 al Barcelona en su casa. Y es que a lo mejor no es falta esperanza, si no inutilidad de transmisión, cosa que es peor todavía.
El Real Madrid acaba líder la primera vuelta, certificando de esta manera el dudoso placer de ser campeón de invierno. Así amaneció el día del ayer en la capital. El otro runrún fue que Mourinho puede irse en junio. La verdad es que ahora este último sonar de río me da un poco igual. Lo que cabrea
enormemente es la falta de ilusión de los jugadores por remontar un 1-2 al Barcelona en su casa. Y es que a lo mejor no es falta esperanza, si no inutilidad de transmisión, cosa que es peor todavía.
Antiguamente, y no me voy muy lejos; mismamente puedo aterrizar después de perder por 5-0 contra el Alcorcón (aunque no sirviera para nada), la ilusión emanaba de la boca de los jugadores con tópicos como: “Apelamos al espíritu de Juanito” o “Prometemos a la afición darlo todo para remontar estos”. Esta vez, y cuando más falta hace, nada de nada. Posiblemente ese afán dictatorial de Mou al grupo les haya capado el lenguaje para soltar esos ánimos y levantar a la afición. Lo veo complicado. Y eso no es mi Madrid.
He de asegurar que esos ánimos son para pocos y fieles creyentes, pero siempre, cuando se acercar las horas del fin, muchos se van contagiando. Esta vez lo veo complicado. Y es que la inutilidad ha invadido la casa blanca últimamente, desde presidente hasta jugadores, pasando por jefes de prensa y entrenador. ¿Qué pasa que ya no saben insuflar ilusión, o es que no quieren?
De momento han conseguido que un servidor prefiera irse al cine a ver como damos por vencida la batalla. Y ojalá me arrepienta, remontemos y se pase. Pero sin ilusión y con los ánimos bajo mínimo es tan utópico como ver a Del Bosque otra vez en el banco local de Bernabéu.
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