by Java
A menudo se dice que no hay que mezclar política y deporte y la verdad es que tiene su lógica, porque el deporte hay que vivirlo y disfrutarlo como lo que es, un juego.
También entiendo que para entender el deporte, su situación y todo lo que gira en torno a él, hay que estudiar otros aspectos de nuestra sociedad, el contexto en el que se desarrolla y así entenderemos mucho más sobre el deporte y en concreto, para este caso particular, del fútbol.
Por lo tanto, no podemos pasar por alto lo sucedido hace unos días en San Mamés. No es la primera vez que ocurre y más en esa afición. Los aficionados profirieron unos cánticos que me niego a reproducir, pero en otras palabras, mentaban a las madres de más de 40 millones de personas que vivimos en este país y no era para alabarlas precisamente. y yo pregunto, ¿no es anticonstitucional ofender a tu propio país?, su Majestad el Rey mandó callar a Hugo Chávez, ¿por qué no manda callar a los miles de aficionados que se dieron cita en San Mamés? es tan sencillo como una multa ejemplar o la clausura del estadio.
Hemos visto como muchas veces se han multado a equipos por insultos racistas de un sector de su afición, han retirado pancartas de distintas simbologías, etc. Pero los gritos anti-españoles siguen sin ser castigados. Ya ocurrió en aquella final de Copa y vuelve a suceder, y no se puede achacar a un sector de la afición, porque los cantos se produjeron en una gran parte del estadio hasta tal punto que resonaban en los altavoces del televisor de cada uno de los ofendidos que estaban delante de la pantalla en la noche del jueves.
Igual que debemos combatir esta falta de respeto a todo un país, deberíamos combatir otros cánticos ofensivos en los cuales no es sólo un sector de la afición los que los reproducen, melodías que desean la muerte a jugadores de fútbol, por ejemplo. Entendamos que no puede pagar todo un estadio y todo un equipo por un grupo de energúmenos, pero cuando se extiende por todo el graderío, se deberían tomar cartas en el asunto. Nadie tiene el derecho de faltar al honor de otra persona y menos si va dedicado a 47 millones más. Paremóslo, pensemos, respetemos a las personas y disfrutemos del fútbol o de cualquier otro deporte. No perdamos su verdadero sentido, no olvidemos que es un juego.
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