viernes, 11 de octubre de 2013

De Costa a Costa

Diego Costa. Fotografía de mercafichajes.es 

Luis López 
En la víspera del partido que enfrentará esta noche a España contra Bielorrusia en Son Moix todos los focos se centran en un nombre: Diego Costa. El brasileño continúa deshojando la margarita esperando una llamada de la CBF o de la RFEF para participar bien con la selección brasileña, bien con la española. Mientras tanto Diego se centra en lo que mejor se le da: marcar goles

La última palabra la tienen los seleccionadores. La forma más fácil de acabar con esta locura mediática hubiera sido la convocatoria de Diego Costa por parte de Brasil para el amistoso ante Corea del Sur. El problema es que Scolari no le quiere en estos momentos. El seleccionador brasileño sitúa hasta 4 hombres por delante: Hulk, Fred, Pato y Jô. A los que podríamos sumar también a Bernard (suele actuar de extremo zurdo pero hay quien lo incluye también como delantero).

Al mismo tiempo que Scolari lo rechaza, la CBF marea la perdiz. Mientras Marco Polo del Nero -vicepresidente de la federación- ofrece buenas intenciones (“Si un jugador quiere jugar aquí o allí, no será nuestra entidad quien diga no”) el visado que exige la FIFA para permitir la nacionalización se hace esperar. La CBF, consciente del gran momento de Costa, intenta ganar tiempo para convencer a Scolari de su llamada. Estamos hablando de un jugador de 25 años. Es lógico que la CBF no quiera renunciar al talento de Costa por el simple capricho de un entrenador.

En España, mientras tanto, no queda otra que esperar. El visto bueno más importante, el de Del Bosque, lo tiene Diego. Y en espera de la resolución final del tema la roja llama a Michu, el delantero del Swansea. ¿Quién iba a decir hace dos temporadas que la pareja de delanteros del Rayo Vallecano podría convertirse en la dupla de ataque de la selección española? Pues así puede ser. Y por méritos propios.

La participación de Diego Costa con la selección española tiene sus pros y sus contras. En el lado positivo tenemos la presencia de un delantero espectacular, peleón, en un momento de forma fantástico. Además hay buenos precedentes de nacionalizaciones: desde Di Stefano hasta Marcos Senna, pieza clave en la Euro 2008.

En el lado negativo estaría el cierre de puertas a otros talentos puros nacionales y la sensación de que el fútbol-negocio se extiende también a nivel de selección. ¿No debería cada país participar con lo que tiene en lugar de “fichar” gente? ¿No es eso lo bonito de la competición internacional? (Llegar hasta donde puedes con lo que tienes).

En cualquier caso la última palabra la tienen Costa y los seleccionadores. A los medios y aficionados no nos queda más remedio que seguir esperando el final del culebrón. De España a Brasil. De Brasil a España. De Costa a Costa.

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