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Roman Abramovich. Fotografía de chelsea.theoffside.com |
Los tiempos cambian y lejos queda la época donde los grandes de Europa estaban formados en su mayor parte por jugadores nacionales. La mayoría de equipos han ido variando sus perspectivas poco a poco. La ‘Ley Bosman’ fue el punto de inflexión en la política de los clubes al permitir la contratación de jugadores comunitarios sin que estos formasen parte del denominado “cupo de extranjeros”.
Ese gran avance supuso también un distanciamiento entre los clubes más y menos poderosos económicamente de cada país. Al eliminar las barreras y contratar jugadores comunitarios tuvimos casos como los del Arsenal o el Inter de Milán en 2007, que llegaron a saltar al campo sin ningún jugador nacional.
El fútbol se ha globalizado. Los ingresos son mayores y la publicidad, gigantesca. Hemos llegado al segundo gran salto tras la ‘Ley Bosman’ con la llegada de los jeques, los petrodólares y los magnates rusos. Uno de los primeros en esta nueva etapa fue Roman Abramovich, quien compró el Chelsea en 2003. Canceló la deuda del equipo y lo devolvió a la élite inglesa de forma casi inmediata. Tres ligas, varias copas y lo más importante: la Champions League en 2012. Quizás cuando menos se esperaba del equipo y peor se veía el proyecto llegó lo que Abramovich estuvo buscando desde que llegó a Londres.
Al ejemplo del Chelsea le han seguido otros clubes. Famosos son también los finales de carrera de varios futbolistas por equipos de Qatar o por la MLS. Pero aquí lo que nos interesa es el fútbol de primer nivel. Los jeques han irrumpido con fuerza. El City, con otra millonaria inversión, volvió a lo más alto de Inglaterra (si bien es cierto que el camino hacia la Champions League parece tan complicado como lo fue para el Chelsea). En Francia el PSG se ha transformado en un monstruo deportivo que ya ha reconquistado la liga. Y pronto le ha salido un competidor: El Mónaco. Un histórico que bajó a los infiernos de la segunda divisón y que ha vuelto con fuerza con las incorporaciones de jugadores como Falcao, James Rodriguez o Toulalan.
Aquí en España también hemos tenido un caso importante como es el del Málaga, del que ya hablamos en otro artículo: capaz de entrar en la Champions League y de quedarse a dos minutos de clasificarse para unas semininales de Champions.
En Italia la situación es distinta por las presiones fiscales y aunque la Juventus tiene una poderosa fuerza económica en estos momentos, sus gastos son razonables y la política principal es la de fichar jugadores nacionales. Inter y Milan, pese a los rumores (sobre todo en el caso del Inter), siguen en manos de Moratti y Berlusconi.
En la liga rusa el CSKA, relacionado también con Abramovich, abrió el camino. El testigo lo tomó el Zenit, capaz de gastarse una fortuna en jugadores como Hulk o Witsel. Y no nos olvidemos del Anzhi y los 20 millones del contrato de Eto’o. En Ucrania también está el Shaktar, dominador de la liga en la última década, desplazando al Dinamo de Kiev a un segundo lugar. Incluso a un tercero ahora que el Metallist cuenta con el multimillonario Oleksandr Yaroslavsk. El problema de estas ligas no es tanto el dinero como el cupo de extranjeros. Esto ha llevado a una modificación reciente del reglamento ruso para permitir una ampliación del cupo en los equipos. En Ucrania sigue establecido un máximo de 7 no ucranianos sobre el campo. ¡Incluso en Turquía nos encontramos con un Galatasaray poderoso de nuevo!
También hemos tenido ‘fraudes’ como la llegada de Alí Syed al Racing de Santander, que prometía convertir al conjunto cántabro en un gran equipo y ha acabado con este histórico de la liga en una grave situación económica, deportiva y administrativa. Más “gracioso” fue lo ocurrido en Getafe, cuando unos falsos jeques intentaron colársela a Ángel Torres, quién en sus sueños más húmedos pensaba ya en un Coliseum con público.
La cara y la cruz. La llegada de los jeques es tomada en cuenta por los aficionados como el ‘gordo’ de la lotería. La preguntas que nos hacemos son: ¿Qué pasará cuando el jeque / millonario se canse del club ¿Tiene la misma identidad un equipo millonario que uno histórico? ¿Enlaza con la afición del mismo modo? De cualquier forma, con mayor o menor personalidad, los éxitos deportivos de City, Chelsea o PSG ahí están. El dinero no garantiza títulos… pero ayuda a conseguirlos. La gloria está al alcance de su mano. Son las nuevas potencias de Europa. Son los nuevos ricos.
Mucho dinero, poca identidad. Siendo de un equipo humilde mejor que llegue un jeque y tener unos años de gloria que no tener nada. Pero ni comparación el sentimiento de una afición de petrodolar a una de verdad
ResponderEliminarOjo! y no confundir a los nuevos ricos con Madrid o Barça. A ellos no les han llegado grandes fortunas de jeques, petrodólares y demás, se han ganado el dinero con buenas inversiones y con otro modelo de negocio.
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