lunes, 19 de agosto de 2013

Gotas de ilusión en el inicio liguero del Madrid

Isco y Morata. Fotografía de skysports.com
Javier Gurucharri
Ancelotti se estrenaba en competición oficial con el Real Madrid. Tenía que pasar reválida ante un Bernabéu con hambre de juego y títulos, a la espera del ilusionante Gareth Bale. El Real Madrid consiguió la victoria aunque con una nota muy alejada del sobresaliente deseado.


Cierto es que aún se están engranando las piezas de lo que se espera sea una máquina demoledora, pero también es cierto que la mayoría de los jugadores blancos que saltaron al césped ya habían lucido como titulares con regularidad en el equipo vikingo. Con Carvajal e Isco como debutantes, se esperaba que, unidos a lo que ya había, el salto de calidad fuese notable.

Y de eso hubo a ratos. Con el triángulo Özil, Isco y Modric, el Madrid combinaba a más velocidad, pero con frecuencia, el equipo se atascó ante la bien plantada defensa verdiblanca y la falta de inteligentes desmarques del resto.

Se ganó por nombre y jugadores, pero el equipo mostró muchas carencias. En la parte trasera sin ir más lejos, ante la falta de sacrificio de algunos de los de delante. Khedira se vio sobrepasado y hasta la entrada de Casemiro, el Madrid no mostró el dominio absoluto de la medular. Una buena actuación más de este joven brasileño, que sigue sumando puntos en la calculadora de Ancelotti.

Pero quizá, más que el gol de Isco que daba los tres puntos, lo que más le ilusionó al madridismo fue la entrada de Morata. Con empate aún en el marcador, el técnico italiano tiraba de la demandada cantera y una de las perlas del filial gozaría de minutos y sobre todo, confianza. Que se ande con ojo Benzema. El público estaba dividido entre él e Higuain. Con el jugador de La Fábrica podría perder la batalla de la popularidad.

El Barça se puso el mono de trabajo


El equipo del Tata Martino parece más ilusionado -no ilusionante- que nunca. Le endosó siete tantos a los otros azulgrana de la categoría. Un Levante que acudió a la cita pensando en recibir poco y que al final tragó mucho.

Los Messi y compañía volvieron a la presión a la que estaban acostumbrados en la era Guardiola y un año más, este equipo asusta. Veremos cómo les va con los pocos efectivos de los que disponen en la zaga.

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