miércoles, 17 de julio de 2013

En el fútbol, los regalos llegan en verano

Fotografía de sportsnet.cat
Javier Gurucharri
Es verano y esta estación del año está muy ligada a una cosa: los fichajes. A todos los futboleros nos encanta elucubrar poderosas alineaciones de nuestros equipos. Todos creemos ser los mejores negociadores. Pensamos que conocemos más jugadores que cualquier otro y nos lamentamos de que se escape esa fulgurante promesa de la que nadie ha oído hablar.


Por cada nuevo nombre, crece la ilusión. Volvemos a recomponer nuestro equipo, inventamos un sistema de juego que en la práctica sería un suicidio. Siguen los rumores y, aunque sabemos que la mayoría son falsos, siempre nos hacemos la misma pregunta: ¿y por qué no?


Al final, sorpresas. Unas buenas y otras, no tanto. ¿Precio justo? difícil de decidir. Quién iba a pensar que David Villa se marcharía al Atlético de Madrid con un precio salido de la Ribera de Curtidores o que Florentino Pérez se la juega con el producto nacional (Casi 70 millones de euros gastados en Isco e Illarramendi, cifra parecida a lo que se pagó por Kaká).


Pero la estación estival aún no ha terminado. Se espera la resolución del gran culebrón con las negociaciones por Gareth Bale; el Barcelona, ya con Neymar, deja salir efectivos esperando la llegada de un central de primer nivel; el Atlético apuntala su plantilla de forma inteligente y la Real Sociedad quiere ser continuísta para su aventura europea.


Otros como el Valencia, deja escapar jugadores que se marchan a la casa de su vecino el Villarreal, en su regreso a primera y el Sevilla se esfuerza en cubrir las ventas obligadas de Navas y Negredo. El resto de equipos de la Liga se refuerzan con los pocos recursos que tienen, intentando no pasar apuros en la consecución de sus objetivos, que en la mayoría de los casos es evitar el descenso y mientras tanto, nosotros seguiremos soñando con la plantilla ideal, porque, como diría Calderón (de la Barca, no Vicente) la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

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