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| Fotografía de 20minutos.es |
En cada partido del Real Madrid o de la Selección se alude al dominio limitado del balón del lateral derecho. Se le critica con frecuencia, pero no se valora su verdadero trabajo sin el esférico. Cuando un jugador se hace fijo en las alineaciones de estos dos equipos será porque algo bueno tendrá, o al menos, nada especialmente malo. Con Álvaro Arbeloa pensadlo en el sentido que queráis, pero lo que está claro es que siempre adquiere más valor cuando no está.
No le veremos dar pases espectaculares, algún gol de bella factura sí ha marcado, pero también es raro en él y pocos de sus centros al área llevan verdadero peligro, pero la manera de defender es asombrosa, como su capacidad para "secar" a jugadores expertos en el desborde. Y si no que se lo pregunten a Ribéry, que se frotó las manos cuando el canterano del Madrid se retiraba lesionado.
En su lugar entró Juanfran Torres, interior reconvertido a lateral, también de La Fábrica blanca, pero no aceptado para el primer equipo. Salió su instinto ofensivo. Francia comenzó a entrar con peligro por esa banda y en el gol galo, tuvo una parte importante de culpe con ese autopase sin sentido.
Entonces fue cuando nos echamos las manos a la cabeza y nos acordamos de ese espartano. Su carácter y su oficio podría habernos evitado ese fatídico empate.
Entonces fue cuando nos echamos las manos a la cabeza y nos acordamos de ese espartano. Su carácter y su oficio podría habernos evitado ese fatídico empate.
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