Llegamos donde esperábamos. España ya consiguió estar donde
debe, como los grandes ha dejado su nombre entre los cuatro mejores de Europa.
Bien, acepto que el objetivo es ganar el campeonato, pero no pasa nada por no
hacerlo. Nos hemos situado, plantado, consolidado en el cetro de las mejores
selecciones del mundo, y lo mejor de
todo es que ahora la élite nos teme a nosotros.
España ha llegado a semis tranquila, sin arrasar, cierto,
pero sin problemas. Discutiremos el puente de Croacia a cuartos, sin más énfasis
que ese, un puente estrecho e inestable que no sabíamos con qué pie pisar. Se
pasó y punto. Empatamos con Italia –que también está en semis- jugando bien,
nos costó al principio situarnos contra la sorpresa que nos dieron los
italianos y al final, hasta pudimos ganar.
En cuartos, cuando todos tiemblan, España se tranquiliza,
España pone calma en una guerra, España baila en el caos. La Francia de Ribery
y Benzema fue un juguete en pies de Xavi, Silva, Iniesta, Alonso, Cesc, Alba. Que
sosiego, que paz. Me gusta y me molesta ver esa España. Es un confusión con
final feliz siempre. Me aburre, pero me gusta. Me aburre porque no tenemos
rival, el balón es tan nuestro que el rival lo asume sin darse cuenta que ahí
empieza su fin. Me divierte porque ganamos siempre con tanta superioridad y tan
bonito, tan estético, tan artístico que no puedes criticarlo. Falta emoción.
Pero prefiero que siga así.
Y en semis, Cris. España-Portugal. As Armas. Respetemos pero
no temamos. Somos superiores. El partido contra Portugal seguirá la misma línea
que todos, y en ese estilo ya sabemos jugar. Con el balón, el peso del partido,
de la situación, controlando todo. Hemos elevado poco a poco nuestro fútbol en
el campeonato y vamos a más. El medio campo de La Roja es más preciso que
nunca, los lusos correrán detrás del balón como los franceses. No obstante, de
la posible final no hablamos, respeto no miedo.
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