Por fin llegó uno de esos días que mueven enteramente a la ciudad de Madrid, comparable al 2 de Mayo, fiesta de la Comunidad, al día de San Isidro también en el mes de Mayo o al día de la Almudena, el cual hemos vivido hace un par de semanas. Hoy es un día grande para la capital del Reino y no lo es por fiestas religiosas o por recordar acontecimientos históricos de la villa, sino porque juegan los dos grandes equipos de la ciudad. Esos dos equipos que siempre estuvieron enfrentados y que siempre lo estarán. Son dos polos opuestos que jamás se atraerán. Hoy es día de derbi.
Pero por desgracia, este partido ya no es lo que era antaño, cuando los dos equipos luchaban por el dominio del territorio español, cuando los dos eran los más grandes, cuando el Atleti estaba igualado a títulos con el FCB y podía presumir de ser el segundo equipo de España. Aún se escuchan en los bares, en boca de las personas más mayores, viejas leyendas del equipo colchonero, antiguas proezas que forjaron el carácter de ese club, nuestro hermano y rival.
El ambiente de derbi tiene un color especial, más incluso que el color de Sevilla, donde puedes ver los bares de la ciudad divididos en colchoneros y merengues, pero a la vez unidos, porque en partidos como éste, a pesar de todo el confrontamiento que se pueda crear, al final uno vuelve a casa acompañado de un seguidor rival, porque estamos emparentados y porque estos choques siempre nos han hecho vibrar de emoción.
Ojalá hoy fuese uno de esos grandes días, ojalá veamos un partido de los que marcan época y ojalá el Atleti vuelva a estar donde le corresponde, para poder disfrutar durante mucho tiempo de aquello que disfrutaban nuestros padres y abuelos. Porque el derbi trascendía más allá del fútbol, era una fiesta de nuestra ciudad, Madrid.
Ojalá hoy fuese uno de esos grandes días, ojalá veamos un partido de los que marcan época y ojalá el Atleti vuelva a estar donde le corresponde, para poder disfrutar durante mucho tiempo de aquello que disfrutaban nuestros padres y abuelos. Porque el derbi trascendía más allá del fútbol, era una fiesta de nuestra ciudad, Madrid.

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